lunes, 7 de julio de 2008

Una visita ilustre en el IPG

La encantadora Isabel Álvarez visitó el IPG y trasladó optimismo, fuerza, y un orgullo profundo hacia la cocina peruana en todos nuestros alumnos. La ilustre visitante nos deleitó con una charla impresionante, por la que ahondó temas como la validez de las cocinas regionales y la importancia de conocer el país, dejando un clarísimo mensaje: hay que perder el complejo. Hay que estar orgullosos de lo que tenemos, porque lo que tenemos es mucho.

Isabel Álvarez es una socióloga y comunicadora social que encontró en la cocina la mejor excusa para dar a conocer al mundo entero las bondades del Perú. “Ese Perú bendito”, como lo denomina cariñosa. Es imposible escucharla y no creerle. Es imposible observarla, con el semblante de mujer segura y convencida de lo que predica, y no contagiarse de su ímpetu, de su jovialidad, de su seguridad. Es imposible que alguien que estuvo presente en la charla que nos brindó el último sábado no haya salido tocado, ni persuadido, por fin, de que la cocina del Perú es maravillosa, y que está en nosotros, los peruanos, la posibilidad de mostrarla al mundo al nivel de su grandeza.


Con la postura que le brinda el hecho de ser una enciclopedia en lo que a gastronomía se refiere, Isabel Álvarez contó que por sus raíces (su madre es de Apurimac) siempre le cautivó la sierra, y que viajando en distintos trabajos sociólogos se enamoró del Perú. Y que supo recoger, empapándose directamente con la cultura, distintas tradiciones y ritos de nuestra patria profunda. Un cocinero peruano en la actualidad no debe estacionarse en su zona. Debe viajar. Debe adquirir distintos sabores. Si Isabel Álvarez comenta, por ejemplo, sobre el frío de Puno, no es porque lo aprendió en los libros. Es porque estuvo ahí mucho tiempo. Trabajó con su gente. Sufrió la dureza de ese clima y le sacó provecho, trasladando luego en su restaurante, “El señorío de Sulco”, los sabores que pudo hallar en carne propia.

El discurso de Isabel sirvió para “recargar las pilas” en los alumnos. Mencionó, por ejemplo, que estudiar cocina peruana es un plus. Que no comparte la ideología de otras escuelas de “alcurnia” que dan prioridad a la cocina internacional. Que censura a los chef que se jactan de ser importantes con la reconocida “cocina fusión”, pues al hacerlo, menosprecian nuestros insumos y sabores. Indicó además, que el futuro tiene en los cocineros una amplia gama laboral. “No sólo pueden trabajar en restaurantes, pueden trabajar en empresas que están invirtiendo en la gastronomía del Perú”, dijo Isabel.



También repartió anécdotas. Contó que en un evento reciente en Barcelona, al que asistió con su hijo, el reconocido chef Flavio Solórzano, docente del IPG, los españoles se quedaron maravillados con la preparación de un seco norteño, plato típico de nuestra gastronomía que no requiere de mucha dificultad. También mencionó que hace poco estuvo reunida con una pareja de extranjeros aficionados a la cocina y viajeros incansables. Ella les hizo probar una causa hecha en su restaurante. El hombre la devoró con placer, pero la mujer se detuvo unos segundos a disfrutarla y contemplarla. Al final le dijo que en todos sus viajes por el mundo jamás había sentido un sabor tan rico y tan sano. Milagros de nuestra culinaria…

Los alumnos la escuchaban maravillados. Le oyeron decir que la malla curricular del IPG es un orgullo, “hay que sacarle provecho”. Una malla curricular que en palabras de Isabel, no la tiene ninguna escuela de Sudamérica, y que es menester del Centro de Investigación de Cocinas Regionales (CECOMER), entidad de la que forma parte, presentarla al ministerio de educación para que sea “la malla curricular”, el ejemplo a seguir. Luego, cuando llegó la ronda de preguntas, los alumnos demostraron estar a la altura. Ya contagiados del espíritu de su exponente, realizaron las interrogantes con un nivel de crítica que Isabel no dudó en destacar. “Están mejor que muchos de mis alumnos de tercer año en otra escuela”, dijo, desatando la euforia interna repleta de orgullo en los alumnos y en todos los que conformamos el IPG.

Próximos a cumplir cuatro meses, en el IPG hemos tenido el honor de recibir las visitas de muchos personajes reconocidos de la gastronomía. Chefs excelentes que plasmaron todo su talento a favor de nuestros alumnos, diversos programas televisivos, artistas, periodistas, etc. Pero la llegada de Isabel Álvarez a nuestro local fue el broche de oro perfecto. Para ponerle un marco. Otro será el ánimo de nuestros alumnos a partir de Isabel. Otra será la motivación para los trabajadores que la escuchamos. No como para decir “tarea cumplida”, pero sí para alegrarnos con el hecho de que estamos en camino. Para finalizar quisiera desligarme de mi “pluma periodista” y hablar como un simple oyente, como cualquier alumno. Y decirle a Isabel que ya la admiraba por todo lo que me trasladó sobre ella Andrés Ugaz, uno de sus “alumnos”. Pero que escucharla fue un placer, y me sirvió para ratificar y aumentar la admiración.

Y volviendo a la voz de los “ipegianos”, sólo decirle que acá en la avenida Alejandro Iglesias en Chorrillos, la queremos mucho. Y que estamos deseosos de compartir con ella nuestros logros en el futuro. Porque gran parte de la esencia del IPG, es la esencia de Isabel Álvarez.

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