martes, 1 de julio de 2008

Volver al nido

No hay época más entrañable que la del colegio. El momento en que fuimos pequeños seres humanos cuya única responsabilidad era escuchar a un profesor algunas horas para después dedicarse a compartir con los amigos. Un poco de estudio, mucho de compañerismo. Crecimiento guiado. Pase lo que pase, a la larga, para todas las personas el recuerdo del colegio siempre es grato. Muchísimas anécdotas, algún compañero trascendente, un profesor inspirador. Tal vez un reconocimiento. Cuando ya somos ex alumnos regresar al colegio es maravilloso. Te vuelven a sonreír los trabajadores de siempre, los aromas a juventud atraviesan la memoria. Aparecen los deseos de compartir con quién sea, el clásico “acá era mi salón”, o tal vez con arrogancia, “tantos goles míos vio este patio”. ¿Pero volver a tu colegio a ser homenajeado? Eso sólo les pasa a algunos.


Andrés Ugaz regresó a su colegio. El San Andrés del centro de Lima. Un centro de estudios por donde nuestro actual Director Gastronómico empezó a forjar la personalidad y sensibilidad que le permite ser hoy, con orgullo, un cocinero. El colegio San Andrés decidió invitarlo como parte de su aniversario número 91, destacando su triunfo con el libro “Panes del Perú: el encuentro entre el maíz y el trigo”, reconocido como el mejor del mundo. Y Andrés, plagado de orgullo y agradecimiento, asistió a la cita.

Ojo que el San Andrés no es cualquier colegio. No es una escuela nueva o que cuente con pocos ex alumnos. El San Andrés fue fundado en 1917, y cuenta con “egresados” desde 1930. Andrés acudió en nombre de su promoción, la del año 92. No todas las promociones cuentan con el privilegio de ser homenajeadas, así que el mérito indudable. Luego de recorrer con añoranza los pasillos de su escuela, y de observar en el mural de noticias trascendentes todo un espacio dedicado a su libro (con recortes de todos los artículos que le dieron cabida en los medios), Andrés fue invitado al auditorio del colegio, y frente a un público compuesto por pequeños alumnos, empezó a compartir sus vivencias. En todo momento manifestó su orgullo por haber pasado por las mismas aulas que sus interlocutores, y un rotundo agradecimiento a toda la familia “san andresina”.

El San Andrés es un colegio con raíces escocesas. Conserva las costumbres británicas, e incluye, a manera de distintos “clanes” una separación de los alumnos según su “house”. Una vez ingresado al colegio, el alumno es acomodado en un house que no abandonará jamás. Incluso si sus descendientes estudian en el San Andrés, estarán colocados en ese “house”. Hay varios “houses” en la escuela. Cada uno tiene su bandera y su emblema. El momento más emocionante de la ceremonia llegó cuando a Andrés le entregaron la camiseta de su “house”. La gloriosa camisa roja del House Stuart. La misma que defendió con ahínco, y la que alguna vez supo capitanear.

Al final de la ceremonia, le ofrecieron una torta y compartió el clásico soplido de velas con todos los estudiantes. Muchos profesores lo recordaron como un alumno inquieto pero noble, y en sus miradas ya marcadas por el paso del tiempo, trasladaron ese orgullo casi paternal que sólo los verdaderos profesores pueden producir.


Entre todos los reconocimientos que ha recibido por su triunfo, entre todas las entrevistas a los diarios, entre todas las felicitaciones de “gente importante”, esta visita a su colegio fue la mejor para Andrés Ugaz. No es para menos. La relación de un estudiante con su colegio está repleta de amor. Dicen que el primer amor nunca se olvida, pero qué bonito es comprobar que te recuerdan.

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